viernes, 20 de marzo de 2015

XIX Subida de Fanzara a Sant Joan de Penyagolosa

Entre los objetivos que tenía previstos para este año 2015 estaba el de correr mi segunda media maratón en Aranjuez pero finalmente no crucé la línea de salida el pasado día 15 de marzo. ¿El motivo? Un poco de miedo a la hora de inscribirme, creo que mucho de sensatez y, sobre todo, unas molestias en la ingle que todavía me tienen a medio gas.

La verdad es que el día de la carrera me dio bastante envidia (de la sana) ver a los más de 3.000 corredores que allí se habían congregado para comenzar a devorar asfalto. Y tanto fue así que, a pesar de todo, decidí calzarme mis deportivas y salí a rodar un poquito con intención de animar a los más rezagados en los últimos kilómetros. Pero, bueno, no puedo lamentarme por no haber participado porque en cierta manera sí que estuve allí y porque fui yo misma la que, libremente, decidió no inscribirse para irme a probar suerte con la ruta que organizaba La Cuadrilla del Parany, la XIX subida de Fanzara a Sant Joan de Penyagolosa, y que hoy te quiero recomendar.

Cartel publicado en el blog Los caminos de Bilbo/
La cita, según tengo entendido, suele tener lugar a finales de febrero. Este año, de hecho, tuvo lugar el 28 de febrero. Se realizan unos 40 km de recorrido y aunque la experiencia puede ser dura también resulta muy gratificante. Solamente con las magnificas vistas y el buen ambiente que encontramos durante todo el recorrido hicieron que mereciera la pena el esfuerzo.

La salida suele realizarse en torno a las 5:30 de la mañana desde el pueblo de Fanzara (municipio de Castellón, situado en la zona del Alto Mijares), concretamente desde el bar "D'Abajo". Se comienza a subir hasta que sin apenas darte cuenta estás haciendo la primera parada y disfrutando de un amanecer espectacular ¡con vistas al mar incluidas que para los que estamos en el interior siempre es un extra de motivación! :)

Foto realizada al amanecer por Marta Pintos o por Francisco Blanco 
Después la marcha continúa y ahora ya se puede disfrutar del paisaje. Incluso, si conoces la zona, podrás identificar numerosas montañas.

En el Mas del Juncar se realiza una parada con un buen avituallamiento en el que se ofrece café, infusiones, bizcocho, fruta y agua. Y con las fuerzas renovadas toca proseguir e ir acortando las distancias hacia ese gigante, Penyagolosa, que ya se puede divisar en la lejanía...

Foto de grupo, por el camino, realizada por Francisco Blanco
El recorrido es largo pero las bellas sendas por las que se atraviesa, el Mas Quemado (que llama la atención porque debió ser un pueblo ahora totalmente en ruinas), la balsa en la que se hace una parada para refrescar los pies, el barrando del Collado (o de la abuela como lo llamaban algunos), el Mas del Collado en el que se para a comer (aunque yo te recomiendo que si puedes lo hagas antes porque después empieza una subida bastante importante), así como el barranco de la Pegunta, te ayudan a que se haga más llevadero.

Foto de grupo, ya en Sant Joan, realizada por un desconocido
Son 12 horas de camino en los que en algún momento, con ganas de abandonar, puedes sentirte como el caminante de Machado. "Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar"; pero llegar a Sant Joan y disfrutar de un típico cremaet en el ermitorio y una rica cena acompañada de un grupo de buenos amigos y mucha buena gente reconforta de verdad. Yo no sé si volveré a pisar toda la senda pero sí que quiero volver para subir hasta la cima ya que es algo que se me ha quedado pendiente.

Si quieres conocer otras crónicas de esta ruta, que además incluyen bastante fotos, te recomiendo que eches un vistazo a la de Trotasendas y la de Caminando hacia las alturas.

Y si te apetece ver una buena galería fotográfica no dejes de darte un paseo por el espacio en Google+ de Vicente Olucha.

lunes, 2 de febrero de 2015

GRASA CORPORAL Y MUJER (I)

   Antes de nada hay que señalar que la naturaleza diseñó a la mujer esencialmente para concebir. A partir de ahí podemos entender muchas cosas que aparentemente no entenderíamos en la cultura occidental actual como pueden ser las esculturas prehistóricas en algunos casos, donde se consagra y adora esa función especial de la mujer o incluso personificando a la madre naturaleza y su acción de crear. (Venus de Willendorf. Paleolítico)


                        
   Esa grasa en unas caderas más anchas que en los varones, a modo de almohadilla que recubre caderas y glúteos, tiene su función primigenia en acoger al ser que está por nacer. Se trata de una grasa estrogénica, conteniendo dicha zona muchos receptores para estas hormonas, y se tiene en mayor o menor medida según los hábitos, la genética, la alimentación de la mujer en cuestión, pero sobre todo por el simple hecho de ser mujer.

   Esta grasa se ha convertido en el “mal” de muchas mujeres debido a los actuales cánones de belleza occidentales, donde impera esa imagen de mujer “perfecta” con las curvas justas y de extrema delgadez aunque con los labios y los pechos aumentados utilizando para ello la cirugía estética, también usada para reducir esta grasa ginecológica de las caderas, que en realidad no han supuesto un problema estético hasta hace aproximadamente unos 20 o 25 años.

    De hecho en Brasil, dónde no hace mucho imperaba un ideal femenino  muy personal, exclusivo, autóctono y por qué no decirlo: sensual…, el canon dictaba que se debían tener grandes y anchas caderas, junto a redondas y celulíticas nalgas, en combinación con unos pechos firmes pero pequeñitos… Pero también llegaron los cánones globalizados y sus ideales, cediendo terreno las exuberantes caderas a costa de aumentar el tamaño de los pechos de las brasileñas, llegándose a multiplicar las intervenciones de este tipo junto a las de reducción de caderas mediante la liposucción.

   Y si me permitís una pequeña pero interesante reflexión sobre los ideales de belleza, he de decir que normalmente los ideales masculinos y femeninos son autoimpuestos. ¿Qué quiero decir con esto? Que paradójicamente el hombre se autoimpone un ideal para sí mismo, en el que él mismo determina lo que puede gustar o atraer al otro sexo, al mismo tiempo que de la misma forma también lo hace la mujer. Esto sucede en función de las modas, las tendencias y lo que determine directamente o indirectamente el conjunto de la sociedad en sí, según el momento o la situación en la que nos encontremos.

   Os ilustraré con un ejemplo actual: dejarse la barba el hombre. Actualmente la tendencia y la moda marca que esto debe ser así, y el hombre opta por autoimponerse este atributo. De ese modo la mayoría de mujeres lo empiezan a ver como normal, e incluso les comienzan a resultar atractivos estos hombres barbudos, hasta a las mujeres que no les gustaba absolutamente nada y jamás se habían planteado tener como pareja un hombre con barba.

   Por otro lado paradójicamente, no suelen coincidir antropológicamente los gustos de lo que ofrecemos y de lo que nos ofrecen. Otro ejemplo práctico para que lleguéis a visualizarlo, puede consistir en un varón que quiere estar lo más musculado posible, porque él así se siente bien con su imagen pero no teniendo en cuenta que su masa muscular extrema, no levanta demasiada pasiones entre las féminas, aunque él crea que así tiene muchas más posibilidades de gustar a muchas más mujeres.

   Otro ejemplo al contrario, es una mujer que acude a la cirugía para implantarse más talla de pecho, se mantiene lo más delgada posible y se retoca mediante alguna intervención estética el rostro. En esa imposición de la sociedad tendente a estar lo más delgada posible y carente de caderas (ideal femenino andrógino de la “moda de pasarela” impuesto por los modistos), encontramos que quizá a la gran mayoría de la sociedad masculina no les guste esa delgadez extrema que parece que toda mujer debe lograr, a pesar de su altura, constitución, genética o biotipo. Hasta en eso, no llegamos a coincidir hombres y mujeres.

   Siguiendo con el tema que nos ocupa, ya hemos visto que esta grasa de la cadera en la mujer es especial, y por dicho motivo no se comporta  al igual que la que almacenamos en el resto del cuerpo. Cuando una mujer quiere adelgazar o se plantea perder grasa de forma global o de esta zona de las caderas, identifica que lo hará como un hombre. Por ello, se pondrá a “dieta”, comenzará un plan más o menos serio de ejercicio y pasado un tiempo verá que pierde peso, observando que la grasa de las caderas no se mueve de ahí.

   Sobre todo veremos que esta persona pierde a gran velocidad (si la dieta es muy extrema) durante las primeras semanas, grasa y volumen de la cara, apreciándose las ojeras y los pómulos considerablemente. Si se continúa a este ritmo podría quedar descolgada la piel del cuello (papada) creando un pliegue considerable al no dar tiempo a que se adecue la tersura de la piel a la nueva situación.

   También veremos disminuir los senos, corriendo el riesgo que queden marcas (estrías) por la velocidad a la que van adelgazando con un aspecto estético deficiente, complementado con los efectos de los rebotes (efectos yo-yo) a lo largo de los años, al no mantener lo conseguido por hacerlo de forma incorrecta. Ocurre lo mismo con la parte posterior de los brazos, las famosas “colganderas” de los tríceps: también se puede amplificar el problema en esa zona.

   Por supuesto el contorno de la cintura y el abdomen disminuirá, pero con el riesgo de padecer más estrías y el problema de piel sobrante, que se puede convertir en irreversible en algunos casos extremos, y teniendo finalmente que acudir a la cirugía estética para arreglar este problema.

   ¿Y la grasa de la cadera y el culo…? ¡Horror! ¡Aún sigue ahí…! Esa mujer volverá a retocar su “dieta”, extremando más aún la disminución de calorías y nutrientes y pensando: “Si he perdido peso con esta cantidad de comida…, si como menos, la grasa de la cadera se empezará a quemar…” “Y ¿si a esto, aumento el tiempo que salgo a correr…?” 

   Lo que estará provocando es una potenciación de un terrible efecto rebote, que tarde o temprano llegará con unos efectos devastadores metabólicamente hablando, ya que estará sobreelevando el cortisol a cantidades suicidas, desajustando todo el puzzle hormonal que vimos en uno de los anteriores artículos.

   Dejemos claro que esta grasa no actúa como el resto. Ya hemos dicho que tiene un componente hormonal muy importante. Esto no quiere decir que existan unas mujeres con más estrógenos que otras, ya que más o menos todos los seres humanos sanos y normales, nos encontramos en unos rangos y cantidades homogéneas y calibradas con unos máximos y unos mínimos, de cualquier parámetro endocrino.

   Lo que sí más puede influir en estos casos, no es la cantidad de hormona, sino los receptores celulares de la grasa que las mujeres presentan en las caderas: A unas chicas la misma cantidad de hormona, puede dar la orden a estos receptores celulares que acumulen más grasa que otras, con la misma cantidad de estrógeno.

 Las claves para manejar esta grasa estaría en estos factores:
-         EL PROTOCOLO DE EJERCICIO ADECUADO.
-         LA ALIMENTACIÓN CORRECTA.
-         SUPLEMENTACIÓN o TRUCOS QUE NOS PUEDEN AYUDAR.


     En el próximo artículo lo detallaremos. ¿Te interesa?





Jesús EP
masca104@hotmail.com






domingo, 18 de enero de 2015

Corriendo sola sin morir en el intento

Seguro que si nos seguías habitualmente has podido notar que esta temporada 2014-2015 correycocina está un poco abandonado. Aunque lo pueda parecer no nos hemos ido, estamos por aquí dando algo de guerra todavía y continuamos trotando y cocinando lo que se puede.

En mi caso, no sé si otro día mi compi de fatigas runneras se animará a compartir su experiencia, debo contarte que desde que acabó el verano y retomamos la rutina de entrenamientos he tenido que salir con frecuencia a entrenar en solitario y que eso, sumado a algunos contratiempos que he encontrado, ha hecho que mi motivación decayera bastante. En algún momento incluso he llegado a pensar en abandonar las carreras y proponer a Myriam echar el cierre al blog pero siempre me digo: "No te precipites que sabes que esto te gusta y te ha reportado muchos beneficios. Ánimo que se trata sólo de un bache". Y así llevo ya casi cinco meses. Podría ponerme a describir los vaivenes que he encontrado pero no me parece interesante, he preferido mejor pensar en positivo y compartir contigo eso que me está ayudando a seguir corriendo sola sin morir en el intento.

Estas son mis 3 principales recomendaciones:

  1. Piensa si tú realmente quieres salir a correr. Si de verdad tienes ganas de entrenar un rato no te lo debería impedir el hecho de no llevar a alguien al lado. Es verdad que la compañía siempre reconforta y lo hace más fácil, sobre todo en esos días en los que te da pereza porque hace frío, es tarde o estás cansad@, pero eso no debe ser el principal requisito para echarte a la calle. Te sentirás mucho mejor al volver, aunque sea solo, que si dejas de hacer algo que te gusta por no tener con quién.
  2. Adapta tus objetivos. Un corredor popular creo que tiene que practicar deporte para disfrutar y si ves que te habías propuesto algo que en compañía sería fácil de conseguir y que ahora en solitario, o por problemas de salud, puede ser más complicado. ¡Cambia! Ya vendrá un momento mejor en el que intentarlo. Yo, por ejemplo, en el 2013 me propuse bajar de la hora en 10k y lo conseguí. Para el pasado diciembre había buscado un plan de entrenamiento porque quería intentar quedarme entre 50'-55' pero... en vista de que no me encontraba mentalmente capacitada para preparar la carrera en la que me había inscrito, al final fui sólo con la intención de disfrutarla e intentar terminarla en el tiempo que me daban. Es más, de hecho hice varias de esas cosas que no recomiendan, entre ellas irme a desayunar un chocolate con churros una hora antes de la salida (cuando no es lo más correcto ni lo habitual) y sabes qué ocurrió. ¡Qué mejoré mi marca personal! Sin esperarlo ya estoy por debajo de 57'. ¡Ay si me hubiera cuidado un poco o me hubiera agobiado menos! :)
  3. Escucha tu corazón y no a los de tu alrededor. Es probable que más de una persona te haga comentarios tipo: "no corras hoy y vamos a tomar algo mejor", "vente a los ensayos y deja de correr", "¿para qué corres si no vas a ganar ninguna carrera?", "¿ahora vas a salir con lo tarde qué es y el frío qué hace?", "¿y vas a salir tú sola? Anda déjalo para otro día", "¿Te vas a ir a correr? ¡Pero si está nublado y a lo mejor llueve!", etc.; Haz oídos sordos y reflexiona nuevamente sobre el punto 1. Si te apetece correr... ¡ponte tus deportivas y hazlo! Ah! Y no te preocupes tampoco si alguna vez cedes antes tanto comentario negativo y acabas saltándote un entrenamiento. Es posible que algunos días lleven razón, al fin y al cabo lo que más vamos a ganar es salud (más que carreras) y siempre podremos compensar con alguna otra cosita.

Por último, añadir que puedes aprovechar la experiencia de correr en solitario para disfrutar de un buen rato de música. A mí personalmente esta idea no me atrae (ya la tengo en otros muchos momentos de mi vida) pero sí me anima el saber que me esperan ¿? minutos de reflexión, de escuchar mi respiración y los sonidos (unas veces más agradables que otros) de mi alrededor.

¿Y a ti qué te ayuda a no perder o recuperar la motivación cuando tienes que salir a correr sin nadie al lado? ¡Anímate a contárnoslo y déjanos un comentario!