domingo, 26 de enero de 2014

XXX Carrera Popular Villa de Aranjuez

Después de contaros qué supuso para mi empezar a correr, y qué motivos me llevaron a ello, hoy me gustaría compartir con vosotros la crónica de la última carrera oficial que he disputado: la XXX Carrera Popular Villa de Aranjuez (señal de que sigo teniendo pendiente acudir algún año a la San Silvestre toledana).


Este año la carrera se celebró el día 22 de diciembre, hace ya más de un mes, y la verdad es que afronté la experiencia con inquietud (quizá porque me pilló algo floja de salud) pero mucho más tranquila que la edición del 2012. La salida general estaba prevista para las 12 de la mañana así que, aprovechando que no tenía que desplazarme y como suele ser habitual los domingos que salgo a entrenar, me levanté a las 10 para desayunar con algo de margen. Tomé un yogur natural con copos de avena, una manzana picada y zumo de limón.

A las 11 llegó Bea, una nueva compañera de fatigas que en esta ocasión vendría con Myriam y conmigo. ¡Qué pena que viva lejos y no podamos compartir más momentos con ella! Nos juntamos todos (corredoras y acompañantes) y fuimos para el lugar en el que comenzaba la carrera. Por allí estuvimos calentando y esperando el gran momento del comienzo de la prueba. Ya colocadas en el cajón que nos correspondía nos encontramos con Rubén y con Paco, dos compañeros más que se "unieron" a nosotras. Bueno... Paco para mí es algo más que un compañero, es mi pareja. :) 
Por cierto, pongo unir con comillas porque ya veréis que tardamos poco en separarnos. La carrera estaba a punto de empezar.

Salida-Km1. Tras el pistoletazo inicial, fuimos pasando por la salida los más de 5000 corredores que estábamos inscritos y otros muchos que se sumaban a la fiesta sin dorsal. Nosotros tardamos unos seis minutos en llegar al punto en cuestión y una vez allí, pisada la banda que ponía en marcha nuestro chip, comenzaba la fiesta.

Mi objetivo era terminar la carrera en el tiempo dado (1h 15') ya que me acompañaba un resfriado y los entrenamientos de las semanas previas habían sido algo irregulares debido a unos fuertes dolores de espalda y unas molestias en la rodilla izquierda. Sabía que llegaba bastante mermada pero la verdad es que también me hacía ilusión bajar de la hora y me apetecía intentarlo. Quizá por eso ya en los primeros metros me había quedado sola.

Km1-Km2. Hice el primer kilómetro en menos de cinco minuto, un tiempo que sabía que podía ser demasiado para mí y pasada la euforia del comienzo decidí guardar las fuerzas e intentar buscar un buen ritmo. Fue entonces cuando volví a ver a Paco y éste se quedó conmigo el resto del camino.

Km2-Km5. Con él pasé por el segundo kilómetro y la verdad es que agradezco mucho su compañía porque a partir de ese punto, y hasta el kilómetro cinco, el recorrido me suele resultar monótono. Por el kilómetro tres saludamos a mi vecino, Álvaro, que también estaba participando en la carrera, y cuando quisimos darnos cuenta nos encontrábamos entrando en el jardín y nos dirigíamos hacía el ecuador de la carrera.

Km5-Km8. Por el kilómetro cinco vi a más gente que conocía y nos dimos ánimos mutuamente. Seguimos a lo nuestro... que en mi caso era intentar mantener el buen tiempo que llevaba. Apenas pasaban unos segundos de la media hora y si todo iba según lo previsto terminaría haciendo marca personal. Me sentía mocosa (porque llevaba todo el camino sonándome cada dos por tres) pero feliz.

En el tramo que va siguiendo el curso del río me hizo mucha ilusión ver a una buena amiga de toda la vida, de esas que te acompañan muchas veces en los momentos buenos pero que nunca faltan en los malos. La salude, ella me animó, y yo seguí dirección al kilómetro siete y a la salida del jardín donde sabía que habría más de los míos esperando para vernos pasar. Y así fue, allí no me faltaron los ánimos de mi madre, de mi buena amiga Marta y Jorge, de mi hermana y Héctor, de Jesús y Ana,... ¡eso sí que era renovar las pilas para afrontar la parte más complicada!

Km8-Km9. Todavía por la calle de la Reina habría más conocidos animando (desconocidos también) y, sobre todo, niños que te ponían la mano para que les chocaras. ¡Me encanta eso! Creo que los ánimos de la gente es lo que más me gusta de las carreras, me da la vida. Así que, entre choques y sonrisas de agradecimiento para cada una de las frases de apoyo que escuchaba, subí la única cuestecita del circuito, pasé por el último kilómetro y me dispuse a afrontar la recta final.

Km9-Meta(Km10). Ya estaba casi hecho. Ahora sólo era cuestión de mantenerme y terminaría por debajo de los 60' pero... ¡empecé a ponerme nerviosa! Sí, resulta increíble, sin razón ninguna comencé a sentirme un poco ahogada. ¿Qué plan era ese? No podía estropearlo en los últimos 500 metros, lo tenía claro y por eso me dije: fuera, no mires más el reloj, no pienses más si vas a bajar de la hora o no, relájate, sigue como hasta ahora que venías bien y disfruta de estos últimos instantes que tanto te gustan. Y eso hice.

Al pasar por la meta paré el reloj (marcaba 59 minutos) y ví que al final sí que había sido capaz de conseguir mi objetivo. Una vez más me daba cuenta de que con trabajo, esfuerzo, disciplina y ganas podemos hacer todo lo que nos propongamos. Paco entró conmigo y me encantó poder celebrarlo con él allí mismo. También tardé poco en compartir con mi padre la buena noticia ya que pasé por su mostrador a recoger el habituallamiento. De allí me fui corriendo (me había sabido a poco) a buscar a los demás para celebrar todos juntos nuestros éxitos. Una vez más me encantó la experiencia, fue un día de fiesta, y ya estoy deseando que llegue diciembre del 2014 para repetir.


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